No todo lo nuevo es progreso
Muy padre tu nuevo chatbot y todo, pero ¿a costa de qué?

Hay un punto en la adultez en que uno se da cuenta de que la historia no siempre avanza en línea recta. A veces, gira en círculos. A veces, se tropieza consigo misma.
Esta semana vi a Klarna retroceder una decisión que hace un año vendía como progreso: reemplazar humanos por IA en atención al cliente. La narrativa era simple —eficiencia, ahorro, innovación— pero la realidad les contestó con quejas, frustración y una experiencia tan deshumanizada que tuvieron que volver a contratar gente.
Audible anunció que empezará a usar narradores de IA. Y aunque entiendo el porqué (más contenido, menos costo), no puedo evitar sentir reactancia al respecto. En el blog escribí:
Cada quien puede tener sus gustos, y demás, pero creo que todos estamos de acuerdo en que un narrador que pueda inyectarle personalidad al texto va a producir una experiencia mucho más rica y compleja para el consumidor. Es decir, ve esto y dime si crees que una IA podría hacerte sentir lo mismo.
Si de por sí no tolero consumir audio creado por IA, mucho menos voy a delegarle una interpretación artística cuando se trate de transportarme a otro mundo.
Nueva York puso un peaje de 9 dólares para entrar a Manhattan… y la ciudad mejoró. Menos tráfico. Más ingresos para el transporte público. Mejor calidad de vida para todos. El NYT tiene una gráfica:

Todo parece obvio en retrospectiva, y con el beneficio del tiempo podemos ver al pasado y darnos cuenta que muchas de las “buenas ideas” del pasado nos trajeron efectos secundarios inesperados.
Sí, los smartphones revolucionaron el mundo y las industrias, y son tan buenas herramientas, que se han vuelto un problema. Los jóvenes que nacieron después del 2000 no saben lo que es no estar conectados todo el tiempo a internet, y tampoco pueden sostener la atención por más de 20 segundos continuos. Netflix sabe que un usuario tarda 5 segundos en decidir si ve un episodio completo después de ponerle play.
Pero hey, tenemos más opciones. Más contenido. ¿Nos convendría preguntarnos a costa de qué?
Es saber cuándo vale la pena frenar. Volver. O mirar con lupa lo que estamos a punto de perder.
Estoy leyendo:
Technopoly: The Surrender of Culture to Technology. En este libro, Postman argumenta que la tecnología no es neutral y que, en su adopción irreflexiva, las sociedades modernas corren el riesgo de perder su autonomía cultural y ética.
Against Productivity: Why the Cult of Efficiency is Hurting Us.